Se sabía que el aceite de oliva puede producir beneficios cardiovasculares. Ahora se acaba de demostrar que su versión más antigua, el oliva virgen sin filtrar, podría ser especialmente beneficioso para ayudar a controlar la presión arterial
El aceite de oliva, joya de la dieta mediterránea, forma parte de infinidad de recetas gastronómicas, pero en el futuro también podría prescribirse en las recetas médicas para algunas personas con problemas cardiovasculares, en concreto aquellas que padecen hipertensión, una elevación continua o sostenida de la presión de la sangre sobre las arterias.
Un equipo de investigadores españoles ha descubierto que el aceite de oliva virgen sin filtrar tiene efectos antihipertensivos, es decir que ayuda a reducir la tensión arterial alta (hipertensión), un trastorno que con el tiempo puede dañar los vasos sanguíneos.
La Fundación Española del Corazón (FEC) reconoce que ingerir a diario aceite de oliva, sobre todo virgen extra, es decir el obtenido sin emplear métodos químicos, ayuda a cuidar la salud cardiovascular.
Todo gracias a sus ácidos grasos y compuestos antioxidantes que nos protegen de la arterioesclerosis, reducen los niveles de colesterol LDL (malo) y aumentan el colesterol HDL (bueno).
Por otra parte, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) la ingesta de aceite de oliva virgen extra puede producir beneficios cardiovasculares, debido a sus ácidos grasos (principalmente oleico) y a su acción antioxidante procedente de los fenoles específicos del aceite.
Oro líquido, delicioso... ¡y cardiosaludable!
Ahora, una investigación del grupo de Antioxidantes de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC) en la ciudad andaluza de Granada, junto con investigadores de la Universidad Rovira i Virgili (URV), en Tarragona (noreste de España), indica que el aceite de oliva virgen (sin filtrar) de la variedad de olivos picual, contiene péptidos naturales, que son fragmentos de proteínas, con un notable efecto antihipertensivo.
Estos péptidos se pueden generar como consecuencia del proceso de producción del aceite de oliva,durante la molienda, el batido de la pasta o la centrifugación, o pueden estar presentes en la aceituna de forma natural, como consecuencia de su metabolismo, según los investigadores. Apuntan que muchos de estos péptidos pasan al aceite de oliva durante la producción, si bien hay que subrayar que la filtración del aceite, ampliamente utilizada en la industria, parece eliminar los péptidos.
Estudio no invasivo en animales hipertensos
Para investigar los efectos antihipertensivos de los péptidos presentes en el aceite de oliva, los científicos del EEZ-CSIC y la URV extrajeron sus péptidos y estudiaron sus efectos sobre la presión arterial, utilizando un modelo animal de hipertensión que imita a la patología de hipertensión humana.
“El modelo experimental animal de hipertensión arterial (HTA) usado en este estudio han sido ratas genéticamente hipertensas (SHR, por sus siglas en inglés)”, explica a Efe el doctor Eduardo López-Huertas de la EEZ (www.eez.csic.es) investigador principal (IP) del proyecto.
“Estos animales desarrollan hipertensión de forma espontánea a partir de su semana 14 de vida y son hipertensas cuando tienen unas 16-18 semanas de edad”, señala este investigar científico.
“Es un modelo animal que se parece mucho a la patología de hipertensión en el humano y por eso es el modelo más utilizado para la evaluación de la actividad de fármacos, nutrientes y compuestos, con actividad potencialmente antihipertensiva”, apunta.
“Este modelo no produce ningún daño al animal y consiste en administrarle por vía oral una cantidad pequeña del compuesto a investigar, y medir la presión arterial (máxima y mínima) en la cola del animal, con un aparato parecido a un tensiómetro que puede haber en una farmacia”, según el doctor López-Huertas.
Los resultados obtenidos muestran que el extracto posee actividad inhibitoria de la enzima convertidora de angiotensina (ACE), una enzima clave para el control de la presión arterial, cuya inhibición reduce la hipertensión.
La administración de los péptidos presentes en el aceite de oliva sin filtrar produce una reducción muy significativa de la presión arterial en este modelo de hipertensión, según los autores del estudio.
Los futuros usos de un alimento antiguo
Para el doctor López-Huertas, investigador principal (IP) del proyecto “la producción de aceite de oliva sin filtrar puede ser una forma de enriquecer el aceite de oliva con péptidos bioactivos (promotores de la buena salud) que tal vez sean beneficiosos para ayudar a controlar la presión arterial”.
“El aceite sin filtrar es menos estable y tiene menos caducidad que el filtrado, pero su consumo puede tener ventajas. Igual que hay mercado, tanto para leche fresca como para la de larga duración (UHT), puede haber mercado para el aceite de oliva sin filtrar, que es como se lo consumía en la antigüedad”, explica.
Destaca que estos péptidos con efecto antihipertensivo pueden permitir el desarrollo de nuevos usos para este alimento, más allá de su valor nutricional, por ejemplo, incorporando dichos péptidos a otros tipos aceites de oliva (aceites de oliva funcionales) y a otros alimentos (nutracéuticos), o utilizándolos en suplementos dietéticos y medicamentos.
Hay tres categorías de aceite bien reguladas: el “aceite de oliva virgen extra” (AOVE), el “aceite de oliva virgen” y el “aceite de oliva”, explica el doctor López-Huertas.
“Los dos primeros se pueden consumir directamente una vez se han obtenido. Se diferencian en algunos parámetros fisicoquímicos, siendo el virgen extra (AOVE) el de máxima calidad”, señala.
Aceite con todo su potencial saludable
El aceite de oliva virgen sin filtrar estaría incluido en las categorías primera o segunda (“virgen” o “virgen extra”), dependiendo de sus parámetros analíticos y características sensoriales (sabor, olor), establecidas por un panel evaluador de expertos, apunta este investigador.
Explica que “el aceite de oliva virgen sin filtrar se obtiene de la misma forma que el aceite de oliva virgen, omitiendo la filtración del aceite. Se obtienen por el mismo procedimiento hasta llegar a la etapa final, en la cual uno se filtra y el otro no”.
“El aceite de oliva sin filtrar es un producto con algo de humedad, que muestra turbidez y es algo menos estable que el aceite de oliva filtrado, que es transparente y más estable”, señala.
Puntualiza que “la filtración es un proceso de varias etapas que se usa en la industria productora del aceite de oliva que presenta ventajas a la hora de obtener un producto más estable, claro y brillante, pero que retiene algunos compuestos minoritarios en los filtros, entre los que se incluyen los péptidos bioactivos, cuya presencia en el aceite de oliva sin filtrar hemos descrito”.
“En la antigüedad el aceite de oliva se producía como ahora y se consumía o almacenaba sin el actual filtrado. Seguramente hay un mercado para este tipo de aceite. ¿Por qué tiene que tener el aceite una caducidad de 12 o 18 meses? ¿No puede haber un aceite sin filtrar de caducidad más temprana?”, reflexiona.
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